No sé si las fotografías reflejarán la emoción de todos los que participaron activamente en la procesión, pero todos tenían un brillo especial en la mirada . Desde los cofrades

de los tambores, los encapuchados, los emigrantes y paisanos que subieron el Ece-homo sobre sus hombros hasta los que movían la Oración en el Huerto y la Virgen de los Dolores y los demás pasos.

Esta emoción se transpasó a los acompañantes, que en un riguroso silencio y al son de los tambores siguieron el cortejo de pasos hasta la Plaza Mayor. Donde finalizó la

procesión con un pasillo a los pasos por los tamborileros y el estruendo final de sus tambores que provocó el aplauso incontenido y sincero de todos los presentes al finalizar ésta.

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