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Tarde fría y anochecida al iniciarse un invierno más de aquellos años de infancia, antesala a la noche de Noche Buena, un grupo de chavales con sus bufandas y pasamontañas, mal abrigados y con un talego en la mano se disponen al asalto de portales y comercios desde la Calle Arriba hasta el Barrio Nuevo.
El grupo prepara la estrategia, los más pequeños delante y los mayores justo por detrás, agenciándose un sin par de instrumentos musicales caseros: pandereta, cascabeles, almirez, botella de anís y cuchara, y los villancico aprendidos en la escuela y en la calle,empiezan su itinerario por el primer portal de la Calle Arriba, así van bajando hasta la plaza por la calle medio helada y embarrada y entrando por sus callejones y asomándose a los portales abiertos como estaban entonces, gritan “Los Aguinaldos” a la vez que se condensa el vapor de su aliento y se humedecen sus tapabocas, bajo una noche estrellada de hielo. Para los más pequeños, usualmente más vergonzosos, este atrevimiento les suponía un estimulo para dejar los miedos y la vergüenzas, para los que ya conocen la tradición es un juego muy divertido y dulce de cada invierno. De repente aparece alguien en el portal medio oscuro que te responde “¿duros o blandos?” y sale con una cesta con manzanas reinetas y nueces ó mandarinas y castañas ó magdalenas, galletas vainillas, polvorones, etc. Y los chavales prestos y esperando la pregunta contestan, unos “Blandos” y otros “Duros” y empiezan a cantar un villancico como agradecimiento a lo que van a recibir.
Ya vine la vieja,
con el aguinaldo,
le parece mucho,
y le va quitando,
…………………………
- ¿Y este pequeño de quien es? dice una vecina ya mayor, con su sayas, toquilla y envuelta en un mantón negro de espesa lana…….
- Yo soy de los de La Loma.
- Pues anda majo coge, coge, quien os conocer ya
Los demás abren los talegos para que les echen su aguinaldo.
Al llegar a la Plaza Mayor, el espectáculo de unos pocos juguetes de Reyes Magos en los escaparates de la ferretería de Vicente Lafarga y de la tienda de la Sra. Benita mujer de Pedro Monux ponían un punto de brillo e ilusión en aquellas miradas inocentes, niños a los que hoy les parecería un rinconcito de nada de unos grandes almacenes, allí estaban el Fortín de Indios, la Muñeca que movía los ojos, el equipo de pistolero del Oeste, el equipo de Romano, el Caballo de Cartón, el Tambor, el Arco y las Flechas y alguno mas que tú no has olvidado.
En los comercios que eran de ultramarinos o comestibles los aguinaldos eran: castañas pilongas, higos secos, dátiles, paciencias, caramelos, mandarinas y otros productos de temporada.
En el resto, te daban algunos y otros no ¿Os acordáis de los comercios?: el zapatero Felix, el albardero, el Bar Plaza, La Taberna, La Ferretería, La tienda de Moñux, La Sastrería de Rumualdo, el estanco y papelería de Antonio Miranda, La Tienda Nueva, El Melendo, la fruteria de Gaspara, El Lucio y sus castañas pilongas, la panadería de Carnicer, Las hijas de Pío Pérez, La Posada de Ricardo y Luisa lugar donde nos daban alguna monedilla, las pescaderías, la frutería de Pedro, El LLuva,
El frío de la tarde se va notando en las manos y en los pies pero en el siguiente villancico vamos a tener suerte pues nos toca la confitería de José Luis López donde se está calentito, pues no estas en la calle y además te regalaban unas barritas de guirlache y figurillas de animales de mazapán o igual también cae alguna sultana de chuparte los dedos. Se abre la puerta y nos recibe una campanilla y al momento se oye: queremos “Los Aguilandos”, siempre a habido gente que se le ha resistido esta palabreja, del obrador sale uno de sus hijos y le dedicamos el mejor villancico del repertorio pues la ocasión se lo merece y al momento se presentan el padre José Luis, la madre ….. y el “Mere” para escuchar los cánticos y ver la estampa navideña que en aquellos años todavía era tradición.
En el Portal de Belén
hay estrellas, Sol y Luna
la Virgen y San José
y el Niño, que está en la cuna.
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Por el camino y ya animados por lo bien que iba el aguinaldo algún mayor empezaba el villancico apócrifo que decía:
En el Portal de Belen
hay un hombre
haciendo botas
se le escapo la cuchilla
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Terminado el recorrido y antes del reparto de los aguinaldos que han sobrado a parte iguales al abrigo de los bajos del Ayuntamiento de la Plaza Mayor, descubrimos a los mayores, 13 años de edad, haciendo el belén de barro y musgo de las lastras del Cerro de la Horca, el frío es intenso, pero no les impide trabajar las figuras que van poniendo en el poyato de la puerta de la Iglesia, algunas hechas con verdadero arte.
La tarde se ha acabado, ha sido divertida y los sabañones y las cabras harán su efecto al entrar al abrigo del hogar.
La noche que nos espera seguro que será mejor y más divertida.
Campana sobre campana
y sobre campana una,
asómate a la ventana,
verás al Niño en la cuna,
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